jueves, 8 de julio de 2010

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Un 'software' reconocerá el grado de dolor de los bebés a través de los gestos faciales

Un software de reconocimiento facial capaz de determinar el grado de dolor que experimentan los bebés podría convertirse en una herramienta crucial en las salas de cuidados intensivos para los recién nacidos. El abanico de gestos que manejan los recién nacidos es tan pequeño que puede resultar un jeroglífico incluso para los padres más avezados, incapaces de distinguir entre unos simples gases o dolor real en los pequeños.
Como en tantos otros aspectos de la medicina, la tecnología sale ahora en ayuda no de los padres sino, lo que es más importante, de los hospitales, con un sistema que podría ayudar a eliminar o al menos reducir la subjetividad a la hora de "traducir" estos gestos. De ser exitoso, este software ayudaría a determinar si los bebés ingresados en las unidades de cuidados intensivos se encuentran en peligro, señala Sheryl Brahnam, de la Universidad de Misuri en Springfield, en un artículo publicado esta semana en el Technology Review del Massachusetts Institute of Technology (MIT).
En la actualidad, los médicos utilizan escalas objetivas de dolor que tienen en cuenta factores como la postura del niño, la presión arterial y también la expresión facial, pero esto implica un alto grado de subjetividad. El sistema elaborado por Brahnam, llamado Clasificación de Expresiones de Dolor -o COPE-, utiliza técnicas de reconocimiento facial para examinar las características de las expresiones faciales de los pequeños, desde los característicos pucheros hasta el ceño fruncido. El sistema se basa en un algoritmo extraído a partir de una base de datos con 204 imágenes de 26 bebés. De estas 204 fotografías, 60 muestran niños que experimentan dolor, ya que se trata de fotos tomadas cuando les pinchaban el talón para extraer sangre, un procedimiento que se utiliza rutinariamente en los hospitales y al que se reconoce como doloroso. El resto de las imágenes se tomaron cuando las criaturas tenían expresiones faciales similares pero esta vez no habían sido pinchados sino sometidos a estímulos leves como un soplo en la cara.
La investigación, que aparecerá publicada en el próximo número del diario científico Decision Support Systems, muestra que el sistema acierta en el 90 por ciento de los casos, lo cual es "admirable, ya que las expresiones de la cara son muy parecidas", indica Brahnam. A pesar de ello, la investigadora reconoce que todavía queda un largo camino para utilizar este sistema en un entorno clínico. Además del deseo natural de eliminar el dolor, hay otro motivo para que este sistema sea particularmente importante: hay pruebas que indican que permitir que los bebés sufran puede contribuir al deterioro de su desarrollo neurológico en el futuro, señala Gilbert Martin, del Citrus Valley Medical Center en California.
Esto está a años luz de lo que se creía hasta hace relativamente poco, cuando se pensaba que los recién nacidos no podían experimentar dolor, e incluso se les practicaba operaciones sin ningún tipo de anestesia bajo la creencia de que su sistema nervioso todavía no estaba lo suficientemente maduro como para experimentar dolor. Ahora se sabe que pueden sufrir antes incluso de nacer, a partir de la semana 24 de vida en el vientre materno. Precisamente esta semana salió a la luz un estudio que indica que los recién nacidos son objeto de un elevado número de acciones médicas en los servicios pediátricos que les causan dolor. El "estudio Eppipain", elaborado por el Centro Nacional francés de Recursos de Lucha contra el Dolor (CNRD), revela que los recién nacidos padecen una media de 70 gestos dolorosos durante las actuaciones médicas, de los que sólo un 60 por ciento se llevan a cabo con la ayuda de sedantes. Pero esto pronto podría cambiar con la ayuda de este software capaz de desvelar los misterios del rostro infantil.

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