Muchos consumidores británicos aceptarían la implantación de microchips en sus cuerpos para no tener que utilizar tarjetas de crédito o dinero en metálico en sus compras, según una encuesta del Instituto Británico para el Estudio del Sector de la Alimentación (Institute for Grocery Distribution, IGD). Casi uno de cada 10 adolescentes, pero también uno de cada 20 adultos, se dice dispuesto a soportar un microchip en su cuerpo para pagar sus compras y ayudar a prevenir los fraudes relacionados con las tarjetas de crédito, según esa encuesta. Un escáner de radiofrecuencia permitiría leer el microchip, de tal forma que se conectaría inmediatamente con los datos bancarios y de pago del cliente. Según recuerda The Times, esta tecnología ya se utiliza para tener controlados a los animales como caballos, perros o gatos. Para la publicación, el mercado minorista podría pensar ya en otros métodos de pago como las huellas dactilares y las técnicas de reconocimiento del iris ocular, debido también a la polémica suscitada en otros lugares, como EE.UU. El periódico británico indica además que el único caso conocido de pago de microchips implantados en el cuerpo humano es el de la zona VIP de un club español en Barcelona, cuyos clientes, en traje de baño, no pueden guardar monederos ni billeteros. El club ofrece a su clientela un microchip, que se les inyecta en el brazo y les permite el acceso a algunas zonas del local así como pagar sus consumiciones en la barra. Según la analista de mercado de IGD, Geraldine Padbury, aunque muchos consumidores pueden temer por su privacidad, los adolescentes, que constituyen la próxima generación de compradores, no tendrán prejuicios en utilizar los chips.
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